En el siglo XXI, con la consolidación de la revolución tecnológica, hecho indetenible y que avanza de manera exponencial, ya hay quienes sostienen la singularidad tecnológica como fenómeno, nos muestra como resultado que : Nunca vivimos tanto. Nunca nuestro tiempo nos pareció tan corto. Nunca fuimos capaces de generar tanta riqueza. Nunca hubo tanta gente viviendo en la pobreza. Nunca fuimos tan libres para elegir. Nunca nos angustió tanto el no saber qué hacer. Nunca tuvimos tanto poder para cambiar el mundo…para bien, o para mal. Estamos desorientados. No entendemos. Nos agobia la incertidumbre. Nos invaden las paradojas. Nos abruma el sinsentido. ¿Qué nos pasa?
Sucede que estamos en medio de La Tercera Gran Ruptura en la historia de la humanidad, y en esta instancia sólo se puede hablar de «antes y después». Una gran cantidad de verdades, de convenciones, de dogmas, de hipótesis, de regularidades simplemente desaparecen. El siglo XX fue el siglo del progreso. El «viejo» futuro ya llegó. ¿Y ahora qué? Es hora de combinar la profundidad de la teoría con la más rabiosa realidad cotidiana, y poder construir un marco de referencia que nos permita comprender mejor el complejo mundo del siglo XXI.
En el Mundo de hoy más de 7.000 Millones de celulares, sólo I-Phone vende 6.3 aparatos por segundo. 3.500 Millones de usuarios de internet, en redes sociales sólo facebook 2.000 Millones de usuarios ( 5 perfiles por segundo) entre las dos aplicaciones app tanto de facebook como de whatsapp registran por día mas de 60.000 Millones de mensajes, triplicando al mejor momento de SMS, la «internet de las cosas» tiene un avance en las aplicaciones que no imaginábamos y se va por más, desde domésticas hasta industriales, la digitalización de los procesos productivos generan otros requerimientos para la fuerza laboral, porque si bien el desempleo tecnológico hoy no parece como una amenaza urgente, puede serlo muy pronto . Todo lo que ocurre y lo que viene resulta conmovedor para adjetivarlo sin juicios previos, hay más datos e información que ilustran y dan magnitud al hecho del “Presente Nuevo”. Nuevos comportamientos sociales, nuevos modelos de comunicación y de organización social, nuevas categorías sociológicas, nuevos modos de expresar los deseos. Nuevos modelos de marginación e indigencia. Los desafíos gemelos de la pobreza-marginación y el desempleo dominarán la agenda del desarrollo en los próximos años.
Este mundo diferente que cada día integra, comunica, informa, genera fenómenos colectivos que pone al servicio del hombre información, no educación, es el mismo que expulsa cada día a más ciudadanos de ese mismo mundo a la pobreza a la marginalidad y a la indigencia por falta de oportunidades de “ser ciertamente seres humanos con dignidad”. Lo central, es que con este modo de relacionar la explotación y creación de riqueza, peligra la convivencia humana y entonces la respuesta a este enorme desafío no es de naturaleza técnica, ni científica, ni académica sino de carácter político esencialmente civilizatorio. Hay dilemas morales a discutir, según la formación y los valores que cada uno sustenta, entonces hay que reflexionar hoy mismo, no hay recetas ni salidas de diseño, todos interrogantes que advierto no están sobre la mesa en la agenda ¿hacia dónde va el hombre? ¿Cual es su destino y cual es colectivamente el paradigma que lo sostendrá? ¿La fé? ¿ la razón? ¿ la moral? Cualquiera sea el modo en que se las conciba. Es mucho más lo que debemos hacer. ¿De qué se trata? ¿Cuantas oportunidades se generan? ¿Que deben hacer los estados? ¿Cuánto compromiso debemos asumir los ciudadanos? Resolver estos interrogantes debe ser al mismo tiempo de la velocidad de los cambios. Que desafío. Una nueva etapa de la historia de la humanidad.
Es absolutamente necesario asumir que el” futuro ya llegó” y se viven tiempos donde la adaptación deber ser una prioridad de las políticas públicas en su conjunto, con centro de gravedad en el Sistema Educativo, aunque atraviesa transversalmente a toda la sociedad por ende es una responsabilidad política importante pero que requiere de un fuerte compromiso social, en especial de los sectores que han accedido a este nivel de oportunidades. No hay lugar para mirar hacia otro lado ni tampoco tiempo para tirar hacia adelante. Las políticas de largo plazo llevan tiempo, pero la siembra es ahora . El futuro llegó.
